El desarrollo de la pieza esencial de un kimono viene a ser algo parecido a esto, simplificando mucho, claro. Las decoraciones se conciben sobre esta forma lo que hace que una vez puesto el kimono no siempre resulte fácil de leer, por que los kimonos se leen, no se miran como los vestidos occidentales.
Hace años alguien me regaló por error -lo sé por que el nombre que venía escrito en el envoltorio no era el mío- estos posavasos, hechos de uno de los miles de tipos de papel que allí dominan y que pueden llegar a ser más duros y resistentes que algunos de nuestros cartones. Los he escaneado y se ha perdido mucho dorado. Estos posavasos demuestran hasta que punto el mal gusto es un matiz y hasta que punto nos consideran de buen o mal gusto a los occidentales. Lo dejo a vuestro juicio.